Hola,
no es por insitir y no es que él me lo pidiera…
Pero cuentan, que te van bien las cosas. Muy bien. Sin embargo, dicen que desde que
te fuiste, él alzó el pabellón negro bien alto. Con un enfermizo y peligroso menosprecio.
Dicen que ya no se le ve en calles con gente. Atormentadamente relajado, pasea su locura
mirando ese cielo de marzo en el que te fuiste. Ese cielo suyo que solo cruzan, bien altos,
tus aviones, marcandolo. Dibujando, como estelas de coca que aparecen y desaparecen
con sutil ansiedad. Y se ríen. Como tu desde que te fuisté. El perdió la Fe. Quizás nunca
tuvo una. Ni nada en que creer. Será que sabe que detrás de cada mentiroso hay un ladrón.
Y después del amor solo dolor. Por eso sigue mirando al cielo. Ciego, puesto hasta no
recordar todo lo que le robasté, todo lo que te dío. Cada noche muere un poco más. Ya no
espera que vuelvas. Ya no. Pero cuentan , que cuenta los días desde que te fuisté. Y que sonríe
abrazando el vacío inexplicable que dejaste. No recuerda nada. Tiene el cuerpo lleno de rock
y el alma podrida, pero no de rencor. Y es solo, en ese vacío, cuando todo vuelve a dar la vuelta.
Dicen que recuerda tu última frase, parecía sincera, la verdad: "No volverás a sufrir tanto, amor"
De eso esta muy seguro, tanto no volverá a sufrir. LLegasté al límite. A nadie se le dispara por la
espalda. Al menos antes se le llama por su nombre, para que se gire. Y se le mira a los ojos…
Aunque sea con los ojos de un ladrón.
Si le veo no le diré que te he escrito…
No se te ocurra venir por aquí,
no es el Infierno un buen lugar para Tí.
Besos
G.